Cuando me siento a escribir, me pregunto, ¿quién lo
leerá? Y hoy, espero que tengas la enorme dicha de tener a tu mamá viva. Y si
te pasa como a mí, que ya no la tenés, deseo que te acompañen los mejores
buenos recuerdos.
Te hablo de esto por dos razones, una es, porque
justamente esta semana, hacen 12 años que no la tengo, y te soy sincera que me
rodearon pensamientos de tristeza al extrañarla porque no importa la edad que
uno tenga, siempre necesita a mamá.
Y la otra es, porque estamos a unos días de celebrar
el día de la madre.
Cada día de esta semana, hubo muchas cosas para
hacer, pese a eso, no dejé de extrañarla, ni dejé de agradecer a Dios el
haberla tenido y disfrutado.
Cuando acudimos a Dios, contándole cómo nos
sentimos, nuestro ánimo cambia. Él lo sabe todo, y quiere que le compartamos,
porque nos hace bien a nosotros.
A veces no hay mamá, pero hay suegra o abuela o tal
vez otras personas que aportaron a tu vida, te dejo una rica torta negra de
choco y fruta, para que la invites a tomar un té o se la lleves cuando la
visites y así tenga un feliz y “dulce” día de la madre.
TORTA NEGRA
DE CHOCO Y FRUTA
ACEITAR
Molde redondo
de 22 cm o cuadrado de 20x20
PONER Y MEZCLAR EN EL MOLDE CON TENEDOR O BATIDOR DE MANO:
½ taza de
harina
¼ taza de
maicena
1 y ½
cucharada de cacao cernido
½ taza de
azúcar
½
cucharadita de bicarbonato
¼
cucharadita de sal
3 cucharadas
de coco rallado
Pasas de uva
Nueces trozadas
3 cucharadas
de manteca derretida o aceite
1
cucharadita de vainilla
1
cucharadita de vinagre blanco
¼ taza de
jugo de naranja
¼ taza de
agua
Mezclar hasta que desaparezcan los grumos, y quede una masa lisa.
Cubrir con gajos de manzanas o peras, hundiéndolos en la masa. Pueden
ser también duraznos.
Llevar a horno a 175° unos 30 o 35
minutos. Pinchar con palito para comprobar si está cocida.
Queda con un fuerte color marrón. Podés espolvorear con azúcar impalpable.
Queda muy rica si la acompañas con una crema o un helado.
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