Cantidad de veces contamos con variados ingredientes en la heladera, alacena o canasta y exclamamos: ¡no sé qué hacer! ó lo peor...¡no tengo nada para cocinar!
¿Alguna vez te pasó que querés comer y de verdad no tenés casi nada para cocinar y todo negocio está cerrado?
A mí sí me sucedió. Tenía una sola tapa de masa rectangular y probé una técnica de trenza rellena que vi publicada en el face. Abrí la heladera...¿qué tenía?... queso, jamón, aceitunas, zanahorias hervidas, tomates y ¡ese fue el relleno! Miren qué fácil es y qué vistosa queda (rellena de verdura, fiambre, queso...lo que hacés habitualmente)
En la vida muchas veces enfrentaremos carencias y no hablo sólo del orden material, pueden ser afectivas, del alma. Lamentarse o quejarse no sirve de nada. Es cuestión de mirar lo que sí tenemos, agradecer por eso, construir una nueva historia y disfrutar los desafíos de la vida que nos ayudan a crecer, madurar y ser fuertes. Dios nos dio la capacidad de sacar fuerzas de flaquezas y con su ayuda lo conseguiremos.
Volviendo a nuestra trenza, te muestro el paso a paso.
Dividís "imaginariamente" el rectángulo en tres. La tira del medio contiene el relleno y las dos laterales les haces cortes que luego vas trenzando para tapar el relleno.
Colocás la trenza en una asadera, pincelás con huevo y si tenés semillas de sésamo o amapola o la que te guste, le espolvoreás encima.
Cuando la superficie esté doradita, ya está pronta para disfrutar.
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