En algún momento de tu vida te habrás preguntado para qué estás en la
tierra. Cuál es el sentido de tu vida. Habrás sentido la necesidad profunda de
que alguien te responda esa pregunta y te enseñe a proyectar tu vida con un
sentido mayor que el que es común a todos los hombres... tener un trabajo,
formar una familia, practicar algo que te guste, sentirte útil. Jesús es el
maestro que puede responder tus interrogantes y enseñarte cuál es el propósito
para el cual fuiste creado. Un maestro tiene discípulos. Jesús, el maestro por
excelencia, tuvo miles de ellos y a lo largo de la historia hasta el presente,
por la influencia de sus doce más
cercanos, sus seguidores suman millones de millones.
¿Qué vio en aquellos doce hombres elegidos para que a través de sus
vidas las enseñanzas de Jesús se propagaran potencialmente a través de los
siglos?
Estudiar
la vida de sus discípulos
tiene su
encanto porque representan tipos de personalidad que nos resultan familiares,
son como cualquiera de nosotros.
Trabajadores,
con una familia a su cuidado, con amigos, enemigos, con intereses espirituales,
con dudas, temores, decididos, tímidos, atropellados, reflexivos, cínicos,
calculadores, prejuiciosos y podríamos continuar enumerando lo que nos hace
fácil la identificación con ellos.
El
grupo de discípulos era muy heterogéneo y vemos que no sobresalían por nada
en especial a no ser que no eran poderosos, socialmente no tenían una posición
destacada, no eran de la capital, les faltaba formación teológica y no eran
líderes dentro del judaísmo.
De ellos,
como de nosotros se puede decir lo expresado por San Pablo que
Dios eligió a los que, desde el
punto de vista humano, son débiles, despreciables y de poca importancia.
Para
pensar:
“No buscó hombres extraordinarios,
sino hombres ordinarios que pudieran hacer las cosas corrientes de manera
extraordinaria”.
“Los escogió no sólo por quienes
eran sino por el potencial particular que los haría llegar muy lejos bajo su
influencia y su poder”.
Si lo hizo
con ellos, lo puede hacer también a través de vos y de mí. En los sucesivos
días podemos estar leyendo sobre algunos aspectos de la vida de cada uno de los
12, ¿qué te parece la idea? Podés responderme y me pondría muy contenta por
eso.
Por hoy te
dejo con esta introducción al tema, y también te comparto una receta para un
desayuno vigorizante.
TORTITAS DE BANANA Y AVENA
2 panqueques
1 Banana
5 cucharadas soperas de avena
5 cucharadas soperas de leche
5 cucharadas soperas de avena
5 cucharadas soperas de leche
1 huevo
Introducir los ingredientes en el vaso de la batidora y
batir hasta que todo esté bien integrado y quede una mezcla un poco espesa.
Yo usé el mixer.
Poner al fuego una sartén antiadherente untada con un poco de aceite de oliva o spray vegetal.Verter un poco de mezcla en el centro de la sartén y cocinar a fuego medio por ambos lados.
Acompañar con queso crema, mermelada, chocolate, o comerlos solos.
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