No queremos vivir en una
constante preocupación por el hoy, el dentro de un rato o el mañana próximo o
lejano…pero lo hacemos.
Queremos más y más, y cuando lo
obtenemos nuestra mente y corazón continúan ansiosos.
Hay muchas frases que describen
acertadamente lo inútil de la preocupación, como esta: “La preocupación es como una mecedora; te mantiene ocupado, pero no
te lleva a ninguna parte”.
Jesús va más allá, conoce cómo es
el hombre, pues él lo creó. Sus palabras fueron dirigidas a la generación de su
tiempo de hace más de dos mil años atrás y siguen vigentes, porque el hombre
avanza en conocimientos y sin embargo sus preocupaciones interiores son las
mismas. Veamos qué les dice Jesús en una ocasión: “Por eso les digo: no se
preocupen por su vida, que comerán o beberán; ni por su cuerpo, cómo se
vestirán. ¿No tiene la vida más valor que la comida, y el cuerpo más que la
ropa?”
Entonces hay
una serie de consejos en la Biblia, para dejar de preocuparse por algo tan
básico: pedirle a Dios a través de la
oración y los ruegos lo que necesitamos; ser agradecidos; decirle a Dios que
nos ayude a cargar la mochila; entender cuán valiosos somos para Dios; buscar
las soluciones para el día de hoy (el mañana tendrá sus propias complicaciones);
recordar que Dios cuida de su creación dando de comer a las aves y vistiendo a
las flores y obvio que cuidará de sus hijos.
Un poeta
quiso ilustrarlo con este diálogo:
El petirrojo al gorrión
Dijo que quería saber,
Por qué a los seres humanos
El afán hace correr.
Y el gorrión le contestó:
“Amigo, tiene que ser,
Que no tienen un Padre Amante
Como tú y yo. ¡Eso es!
El resultado de seguir los consejos
de la Biblia es disfrutar “la paz de Dios, que es más grande de lo que
el hombre puede entender, pero que protege el corazón y el entendimiento”.
Ahora vamos a la receta, para mí resultó
ser deliciosa.
GALLETITAS DE MANTECA DE MANÍ
EN UN BOL, MEZCLAR
CON CUCHARA DE MADERA
1 taza de manteca de maní o 200g
50 g de azúcar
1 huevo
OPCIONAL: canela, todo especias, jengibre, anís, etc.
Quedará una masa blanda, para
colocar por montoncitos.
Rociar una asadera con spray
vegetal, y colocar porciones de la masa del mismo tamaño, así se cocinan
parejas.
Aplastar un poco con las manos y
hornear a 180*.
Cuando estén doradas en los bordes y la base cocida, ya están.
Conviene retirarlas de la asadera cuando enfríen.
En frasco bien cerrado duran una
semana, se pueden congelar.
VARIANTES: Antes de llevar al horno, se les puede poner en el
centro un trocito de dulce o mermelada, salpicar con semillas, o coco rallado,
un trocito de chocolate, o una nuez, pasas, una cereza al marrasquino, ¡¡ ¡lo
que te guste!!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario