¿Tuviste que tragarte alguna vez tus
palabras?
Generalmente ocurre cuando tenemos que guardar una sorpresa o un secreto o no
emitir una opinión que causaría una discusión.
Es difícil para algunos, muy difícil para otros y
siempre exige un autocontrol.
En la Biblia se habla mucho acerca del hablar
y en un Proverbio del gran Rey Salomón se lee: "El oro y las joyas lo enriquecen a uno, pero vale mucho más el
que mide sus palabras" El mismo Salomón dice en otro libro: "No dejes que tus sentimientos te hagan
hablar sin pensar"
Hoy pude actuar midiendo mis palabras,
pero no siempre fue así; muchas veces no las medí y dije palabras hirientes y
otras veces por enojo o frustración mis sentimientos me llevaron a hablar sin
pensar y volví a lastimar. Se necesita reconocer, arrepentirse, confesar a Dios
esa falta y a la persona a quien se lastimó y a veces esto último ya es tarde
para decirlo.
Lo quise escribir no porque hoy
pude medir mis palabras, sino para recordarme a mí misma que tengo que pedirle
a Dios cada día que me ayude a usar sabiamente mis palabras y si es necesario ¡tragármelas!
Tengo una receta que está buena
para comer el mismo día que hagas:
GALLETITAS DE QUESO CREMA
TAMIZAR Y HACER UN VOLCÁN
1 taza de
harina
1/2
cucharadita de sal
EN EL CENTRO AGREGAR
100 g de
queso crema de untar (sin sabor)
50 g de
manteca en cubos a temperatura ambiente
Unir con los dedos hasta formar
una masa compacta.
Envuelta en rolopac llevar a
heladera hasta que endurezca bien, unas 3 horas.
ARMADO 1
Si la enfriaste en forma de
rollo, cortás rueditas de 1 cm de ancho y las pasás por azúcar en todo el borde
exterior. Colocás en asadera, o papel manteca apenas enmantecado y espolvoréas
cada una con azúcar.
ARMADO 2
Sobre la mesada o un nylon o
papel manteca espolvorear azúcar y sobre ella estirar la masa en forma de
rectángulo y un grosor de 2 o 3 mm.
Para que te quede parejo podés
guiarte con dos palitos de brocheta.
Ves cómo ponés? Primero los palitos que los podés sujetar a la mesada con cinta scotch y luego los cubrís, en este caso puse separador de alimentos. |
Si querés podés espolvorear el
rectángulo con azúcar ahora en su interior. Enrollás como palmitas o como
círculos y cortás rodajas de 1 cm de ancho.
Colocar sobre asadera apenas
enmantecada o cubierta con silicona o papel manteca y horneás a 200° hasta que
tomen un color dorado.